Lamento advertir a quienes, ampados en una mala interpretación del juramento deontológico del periodismo, hacen de la suya, usando los medios y a sus miembros para narigoneos comprometedores, tomándolos de dúctiles conductores de resabios, odios, prejuicios y acciones injuriosas, contra instituciones y personas. Ese tipo de ejercicio, en mi época -hace más de 50 años- no ganaban espacio...
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